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Así se vivió el evento ¡Dale Dragón! Un homenaje al deporte y la garra georgiana

2 de septiembre de 2024

Este 22 de agosto el Salón Provenzano del Colegio Saint George se llenó de entretenidas anécdotas y emotivas historias. Los y las Old Georgians nos reunimos para compartir vivencias deportivas, pero más que eso, experiencias de vida. Fue una conversación fluida que nos llevó por un viaje emocional y espiritual.

La conversación se fue construyendo gracias a Cristián Fogar (OG 2007), quien nos guió a lo largo de la noche, aportando su sabiduría sobre la importancia del deporte y la salud mental. Su habilidad para conectar con los panelistas hizo que todos nos sintiéramos parte de algo muy especial.

Dio el puntapié inicial a la conversación Daniela García (OG 2016), seleccionada nacional de futsal, quien nos compartió cómo su trayectoria en el fútbol y su pasión por el rol de arquera la llevaron a destacarse en un deporte en crecimiento. “Cuando empecé, jugaba fútbol y me encantaba, pero mi verdadero amor surgió cuando me convertí en arquera. Me vieron jugar, me llamaron para probarme como cadete, y quedé. A los tres entrenamientos, me dijeron que tenía el porte adecuado y que iba rápido. Desde entonces, no volví a salir del arco.”

 

Aunque en el colegio no teníamos entrenamientos específicos para arqueros y a veces solo atajaba, cuando llegué al fútbol profesional, descubrí lo dinámico y especializado que puede ser el entrenamiento de un arquero. La competencia en el futsal es alta, lo que me motiva y me mantiene en constante desafío.”

La conversación también incluyó dos anécdotas de Luka Tudor (OG 1986). “Me tocó entrenar con Maradona, y aunque venía saliendo de una lesión, fue increíble. En un momento, me dice: ‘Luka, pasámela.’ Le meto un taco y queda solo frente al arco… y la tira afuera. Yo le digo: ‘¿Para qué me la pediste? ¡Hubiera hecho otra cosa!’”. Luka recuerda con emoción ese encuentro con Maradona, destacando su carácter único y su habilidad para hacer sentir a los demás como sus iguales en la cancha. “Pero ese era Diego, siempre defendiendo al jugador, un tipo extraordinario.”

Luka también compartió cómo Marcelo Bielsa, con su pasión y dedicación, logró transformar una derrota en la motivación necesaria para recuperarse de una gran derrota en el camarín de Newell's.

“Bielsa te lograba convencer, era un motivador nato. Después de que nos ganó San Lorenzo 6-0, se sentó sobre la pelota y se puso a hablar… se le cayeron las lágrimas. Nos demostró la pasión y el trabajo que había puesto.”

Ignacia Montt (OG 2014) compartió su inspiradora y desafiante experiencia de perseguir su sueño olímpico en Estados Unidos. “Me fui con la idea de hacer mi carrera allá, con una beca de atletismo en la Universidad de Portland. Veía los Juegos Olímpicos y pensaba: ‘Ese es el paso siguiente, me voy a Estados Unidos y me va a ir increíble.’” Sin embargo, la realidad fue muy distinta a lo que había imaginado. Pese a haber tenido excelentes resultados en sus últimos años de colegio, al llegar a Estados Unidos, la adaptación fue complicada. “Me fue pésimo, pésimo, pésimo.” A pesar de los esfuerzos, tras dos años en Portland, Ignacia decidió regresar a Chile, desilusionada y con marcas muy por debajo de lo que esperaba.

De vuelta en Santiago, Ignacia tuvo que reconstruir su vida deportiva desde cero. “Con los resultados que estaba teniendo, tampoco le podía decir a mis papás que me iba a dedicar al atletismo.” Durante seis meses, se alejó de las pistas y se enfocó en sus estudios de Ingeniería Comercial. “Pensé: ‘Esto de la universidad está entretenido, pero en verdad no me llena como el deporte.’” Con el tiempo, esa pasión latente por el atletismo volvió a despertar en ella, y poco a poco, empezó a entrenar de nuevo.

A pesar de los obstáculos y desafíos que enfrentó, su historia es un testimonio de la resiliencia y el poder de levantarse después de las caídas. Aunque su sueño no se cumplió como imaginaba, el relato de esta atleta ganadora de una medalla de plata en los Panamericanos de Santiago dejó claro que los aprendizajes más valiosos a menudo vienen de los momentos más difíciles.

Óscar Commentz (OG 1984), miembro del Comité Paralímpico y parte de la delegación chilena de los Juegos Paralímpicos de París 2024, ha entrenado a muchos atletas destacados a lo largo de su carrera. Sin embargo, hay una historia que resuena profundamente en su corazón, la de un alumno cuya resiliencia y perseverancia dejaron una marca imborrable. “Hay uno que me llena el corazón y lágrimas... no fue el mejor atleta en cuanto a medallas, pero sí fue una persona que me emocionó.” Ese alumno es Gregorio Montaner (OG 2001), que cuando era niño jugaba fútbol en los pasillos con muletas debido a unas prótesis que usaba en las piernas. Con el tiempo, Gregorio, ya sin estos fierros, decidió unirse al atletismo, y aunque no era el más rápido, su determinación era inquebrantable.

Durante un control para seleccionar a los 5 mejores corredores para el Santiago Atlético, Gregorio no logró clasificar en su primer intento. “Salió décimo, pero al día siguiente volvió y me dijo: ‘Óscar, ¿puedo dar el control de nuevo?’” Lo intentó una y otra vez, mejorando cada vez, hasta que finalmente quedó entre los cinco seleccionados y, junto a su equipo, ganó una medalla de oro.

Pero el momento más emotivo para Óscar llegó en el cuarto año de Gregorio, cuando este ganó su primera medalla individual. “No era un gran atleta desde el punto de vista de los logros, pero cuando cruzó la meta y ganó esa medalla, se me cayeron las lágrimas por la victoria que significaba para él, fruto de un esfuerzo incansable.”

Ignacio López (OG 1973) se convirtió en un pionero del rugby en el colegio apenas un año después de egresar. “Yo egresé en el 73 y en el 74 empezamos a formar el rugby en el colegio” recuerda. En ese momento, el rugby prácticamente no existía en la institución, salvo por tres partidos aislados jugados en los años 50. Con el apoyo de un grupo de apoderados apasionados por el deporte, Ignacio comenzó a construir desde cero, enfrentándose a múltiples desafíos, incluyendo la oposición inicial de un director de unidad que consideraba el rugby “demasiado rudo” para los estudiantes. A pesar de estos obstáculos, su determinación y la colaboración de la comunidad lograron que el rugby echara raíces firmes en el colegio.

La historia de cómo se construyó la primera cancha de rugby es un testimonio de esfuerzo colectivo y humildad. “El rugby se hizo a punta de esfuerzo", comenta Ignacio, relatando cómo, con escasos recursos y la ayuda de voluntarios, lograron sembrar el césped. “Me conseguí mil dólares en la federación… para un saco y medio de semilla.” Con la ayuda de un experto, lograron que la semilla germinara, contra todas las expectativas. “Cuando se dice, ‘¿quién es el fundador del rugby?’ fueron todos esos personajes,” dice Ignacio, subrayando que el éxito fue un esfuerzo compartido. Aunque enfrentaron resistencia al principio, el rugby llegó para quedarse y, con el tiempo, se consolidó como un deporte clave en la vida del colegio.

Francisco Hurtado (OG 2003) compartió su inspiradora trayectoria en el rugby, comenzando como un estudiante que siempre quedaba fuera de las selecciones, pero que, con garra y constancia, logró representar al país a nivel internacional. “El colegio no era un buen deportista, nunca fui el mejor rugbista, menos el mejor atleta” recuerda Francisco, quien inicialmente no fue seleccionado para el equipo de rugby cuando era niño. Sin embargo, la resiliencia que desarrolló, motivado por el deseo de pertenecer a un grupo y estar con sus amigos, le permitió seguir intentándolo y mejorando.

A lo largo de su vida, Francisco nunca dejó que las dificultades lo detuvieran. “Comencé mi proceso con el Old Georgians Rugby, jugando acá con el equipo adulto, y a los 23 años me llamaron a la selección de Chile,” comenta con orgullo. Participó en los Juegos Panamericanos de Guadalajara 2011 y Toronto 2015, así como en el Mundial de Hong Kong 2014, representando a Chile en competencias de alto rendimiento. Aunque una lesión en la rodilla lo llevó a retirarse del rugby en 2017, Francisco continúa vinculado al deporte, agradeciendo al colegio por enseñar resiliencia y el valor de la amistad, elementos clave en su crecimiento como atleta y persona.

Josefa Cisternas (OG 2015) compartió cómo su pasión por el deporte la llevó a cambiar del básquetbol al touch rugby, inicialmente buscando un equilibrio entre la competencia y la vida personal. “Siempre quise representar al país,” comenta Josefa, quien entrenaba intensamente en básquetbol, llegando a ser seleccionada para el equipo universitario. Sin embargo, el agotamiento por la exigencia del deporte y el sacrificio de su vida social la llevaron a buscar una alternativa.

Fue entonces cuando decidió unirse al touch rugby, inspirada por sus hermanos y con la intención de disfrutar de un deporte más lúdico. Pero su espíritu competitivo rápidamente salió a flote: “Dije, no quiero meterme en nada más competitivo… y terminé queriendo ir a los europeos.”

Josefa destacó en esta nueva disciplina, aprovechando las habilidades adquiridas en el básquetbol y aplicando la misma mentalidad de superación que había desarrollado desde el colegio. La humildad y el trabajo en equipo, según ella, son claves para ser mejor atleta y persona, siempre aprendiendo de los demás y buscando dar lo mejor de sí misma en cada oportunidad.

Manolo Burboa, un entrenador legendario del colegio entre 1975 y 1994, compartió sus experiencias sobre liderazgo y la formación de jóvenes talentos. Recordó cómo comenzó como entrenador de atletismo en Saint George, pero terminó entrenando fútbol. Un día, Lucho Moreno lo llamó y le dijo: “Oye, tenías el equipo de atletismo futbolizado total. ¿Sabes qué más? Pásale para fútbol tú; tú te quedas con fútbol y buscamos un entrenador de atletismo”.

A lo largo de su carrera, aprendió mucho de sus propios alumnos, especialmente sobre ser un mejor padre. Contó que en una ocasión, un chico le dijo que su regalo ideal sería que su papá lo acompañara al estadio, mientras que otro expresó su deseo de que su padre le comprara un regalo en lugar de simplemente darle dinero. Estas conversaciones le hicieron darse cuenta de las carencias afectivas que algunos alumnos enfrentaban.

“Yo aprendí a ser papá con mis alumnos”, dijo Manolo. Estas experiencias le enseñaron la importancia de estar presente y atento, no solo como entrenador, sino también como figura paterna para sus estudiantes.

Marcelo Cibié (OG 1978), ex atleta y campeón sudamericano de salto con garrocha, compartió cómo el atletismo fue esencial en su desarrollo tanto personal como profesional. Recordó con cariño los años en Saint George, donde el colegio era imbatible en las competencias interescolares, pero también enfrentaba desafíos con la llegada de las mujeres y la diversificación de los deportes.

Marcelo mencionó las dificultades que enfrentaron al no tener una pista adecuada, entrenando en tierra y compartiendo el foso de garrocha en el estadio francés. A pesar de estas limitaciones, logró importantes hitos en su carrera, incluyendo un subcampeonato sudamericano en Río de Janeiro.

Al reflexionar sobre la influencia del deporte en su vida, afirmó: “El deporte es una escuela de vida y yo creo que es la mejor de todas. Te enseña a ganar y a perder. La vida está llena de éxitos y fracasos, y el deporte te prepara para enfrentar la adversidad y seguir adelante.” También subrayó la importancia de dar espacio a todos los niños en el deporte, “los buenos y los malos”, destacando que “normalmente los malos son los que llegan más lejos, son los más perseverantes.”

Naiara Kapstein (OG 2013), jugadora profesional de Santiago Morning, nos compartió cómo el fútbol le ha brindado oportunidades y lecciones invaluables. A pesar de que desde pequeña enfrentó dudas sobre su pasión, Naiara nunca dejó que las barreras la detuvieran. “Desde chiquitita lo soñé siempre que quería ser futbolista”, recuerda.

A pesar de las objeciones iniciales de su mamá y las reglas restrictivas del equipo, Naiara persistió y logró combinar atletismo y fútbol en su formación. Su perseverancia y determinación fueron claves para superar obstáculos, y el fútbol se convirtió en un camino para demostrar su fortaleza interior: “Siempre he tenido que luchar contra la marea. Mi fuerza siempre ha estado dentro mío.”

Hoy, Naiara es un ejemplo de cómo seguir los sueños y enfrentar los desafíos con pasión y resiliencia puede llevar a grandes logros.

El evento también incluyó un emotivo homenaje de Matías Barrera, jefe de deportes del Saint George, a nuestro compañero Cristóbal Ostornol, destacado garrochista y surfista de la generación 2011, que falleció en julio de este año. Su familia recibió un árbol que será plantado en la cancha del colegio, un símbolo de vida que, cuando crezca, ofrecerá sombra a los atletas cansados, recordándonos la importancia de perseverar y dejar un legado.

Al final de la noche, quedó claro que el deporte es mucho más que una actividad física; es un viaje que nos enseña a enfrentar la vida con fuerza, determinación y, sobre todo, con el corazón lleno de garra. Nos fuimos a casa con una sensación de orgullo y con la inspiración renovada para seguir adelante, en el deporte y en la vida.