El fútbol se caracteriza por su alto nivel de inclusividad: pueden jugarlo personas ricas y pobres, altas y bajas de estatura, personas delgadas y otras no tanto, hombres y mujeres… aunque esto no fue siempre así. Daniela García (MOG 2016), seleccionada nacional de futsal, nos cuenta cómo su paso por el Saint George le ayudó a ganarse un espacio en un mundo en fase de apertura pero aún dominado por hombres.
Hasta no hace mucho tiempo, eran mayoría quienes -al menos en Chile- creían que darle a un balón con el pie era cosa exclusiva de hombres. Si bien hoy esta regla no escrita parece un total disparate, bien vale recordar que ese cambio de percepción ha sido gradual y que se lo debemos a millones de mujeres que se rebelaron ante ella, como Daniela García, arquera de la selección nacional de futsal, cuyo indomable espíritu georgiano le dio la fuerza para desoír a quienes le invitaban a renunciar a una pasión que no sabe de género, edad, condición social ni etnia. “Cuando era chica me metían a clases de ballet o danza árabe, pero yo me escapaba a jugar”, dice la ahora portera del equipo de fútbol de Audax Italiano.
“El fútbol femenino aún está mal visto para algunas personas, diciendo que es un deporte de hombres, que es poco femenino, pero aún así, con el tiempo se ha ido demostrando que todas somos capaces de realizarlo, y esa fortaleza es muy importante”, añade.
Y ese espíritu desafiante que forjó en el colegio es lo que quisiera traspasar a las próximas 50 generaciones de mujeres georgianas: “Más que nada es la capacidad y valentía de demostrar que podemos ser grandes mujeres, independiente de lo que los demás piensen en el marco de los estereotipos”, señala la joven arquera, hincha incondicional de la Universidad de Chile, con pasado en ese club (2017), Santiago Morning y Unión Española (2019).
¿Cuáles han sido tus mayores alegrías y logros durante tu carrera como arquera? ¿Y cómo has enfrentado estos tiempos de pandemia desde tu área?
Mi mayor alegría y logro ha sido estar en la selección chilena de futsal. No es un deporte muy conocido aún, pero el conocimiento y aprendizaje del fútbol me ayudaron mucho a llegar a tal nivel. Antes jugaba solo en cancha grande, 11 contra 11, pero en 2016 conocí este deporte cuando me llamaron a la selección chilena. Y me gustó mucho ya que es más dinámico, más rápido y las arqueras tenemos más protagonismo. Ahora, igual esta pandemia ha sido difícil para nosotras. ¡Es imposible tirarse sobre un sillón de tu casa para atajar una pelota! Pero al menos me ha servido para trabajar la fuerza, sobre todo de piernas, que es lo que más necesito en el arco. Aún así, mi vía de escape del estrés era entrenar o jugar, por lo que el encierro en ese sentido ha sido mi peor enemigo.
¿Qué rol jugó el colegio en construir la mujer que eres hoy?
Me considero una mujer muy exigente y a la vez convencida de que soy capaz de muchas cosas, y el colegio me ayudó a entender eso de alguna forma.
Con la mirada del 2020, ¿cuál es tu reflexión respecto del espacio que tuvieron las mujeres en el Saint George en los años en que fuiste estudiante?
Creo que nosotras siempre tuvimos la oportunidad de expresarnos pese a los estereotipos. En nuestra generación la persona que lideró el centro de alumnos fue una mujer y eso demuestra el verdadero empoderamiento de nosotras.
Si tuvieras que escoger una mujer de la comunidad georgiana que te ha servido como un modelo a seguir o que te ha inspirado, ¿a quién escogerías?
Son muchas las que se me vienen a la cabeza, pero a quien realmente considero que es una mujer valiente, empoderada y muy clara con lo que desea lograr, es mi mejor amiga, la Negra Lavados, quien fue presidenta del CAB.¡Hasta el día de hoy considero que es una mujer digna de admirar!
¿Qué tema debería estar en el centro del evento de los 50 años de la llegada de mujeres al colegio?
Creo que me basaría en dos focos: en primer lugar en la garra y valentía, ya que cada mujer georgiana que conozco ha logrado grandes cosas en la vida. En el colegio se demostraba el poder que tenían y además daban a conocer su opinión, pese a que se intentara acallar algunas cosas. En segundo lugar, me basaría en la resiliencia, porque muchas veces han mirado a las mujeres en menos, que son menos capaces pese a que muchas veces algunos proyectos han sido rechazados por el simple hecho de ser desarrollados por una mujer. Aún así, la mujer georgiana ha sabido enfrentar cualquier tipo de adversidad y ha podido salir adelante. Considero que eso es muy valioso.
¿Y qué es ser una “mujer georgiana”?
Considero que ser una mujer georgiana abarca muchas cosas, pero, de entre todos los rasgos que destacaría y que son reconocibles en el caso de las georgianas, creo que es ser una mujer con power, una mujer extrovertida y capaz de conseguir cualquier cosa que se proponga. Y te diré por qué: ¡porque la mujer georgiana es la raja!
Por último: dicen que en fútbol femenino hay una ética distinta frente al fútbol masculino. ¿Coincides?
Lamentablemente el fútbol femenino sufre de muchas injusticias, muy pocas jugadoras tienen un sueldo o contrato, se pasan horas viajando para entrenar o llegar a la hora de citación a un partido. Considero que esa postergación nos lleva a ser más fuertes. Si tú ves, a los hombres en el fútbol les gusta más el show, buscar faltas, sacarle tarjetas al rival, y a nosotras nos gusta jugar más. Nos enfocamos sólo en eso.