Partimos nuestra nueva sección “En la Lupa” con nuestra compañera Paula Noemi (OG 1981) rectora del Saint George’s College, pues en ella ese compromiso con la comunidad y ese liderazgo que vive en todos y todas las georgians. Conócela de cerca a través este nuestro cuestionario para Dragones de corazón.
¿Como se refleja tu paso por el Saint George en tu vida personal y en la profesional?
En mi primer paso como alumna en misiones descubrí dos cosas fundamentales.
Primero a Dios, Dios encarnado en la cara de los niños campesinos y vulnerables, lo que me ha marcado profundamente como creyente y en el intento y necesidad de dar razón de mi fe. Por ello estudié Teología.
Lo segundo, es que marcó mi vocación y compromiso con la infancia vulnerable, es por ello que estudié educación de párvulos, luego un magíster con foco en diseño y evaluación de proyectos y trabajé en ello los primeros 10 años de mi vida profesional.
También se refleja en mi forma de plantarme en mis relaciones con hombres: amigos, marido, jefes, hijos. Y es que siendo tan pocas mujeres, en mi época tuvimos que trabajar más duro en algunas cosas, sobre todo en el ser vistas como un igual; esto hace que las relaciones que establezco sean horizontales, de igual a igual. No sé si tener tres hermanos hombres o ser georgiana fue lo que más influyo en esto.
En ese paso también ya en lo más personal, me puse a pololear en cuarto medio con quien ha sido mi marido por 35 años, compañero de generación con quien formamos familia, tenemos cuatro hijos y un nieto.
Luego, en mi primera vuelta al colegio como vicerrectora, aprendí muchísimo de la congregación y espiritualidad de Santa Cruz y también encontré este camino de la gestión escolar y mi vida profesional dio un vuelco; hace 20 años que me he dedicado a esto.
¿A quien recuerdas con especial cariño de tu vida en el colegio?
¡Son muchas personas!
Si tengo que elegir, diría la Sylvita, enfermera a quien adoraba porque me cuidaba como nadie en mis dismenorreas. Harold Oliva, inspector con quien me encontré como vicerrectora; luego la Manena Barros, gran profesora y persona, cercana, querible. El flaco también…
¿Cuál es o era tu lugar favorito en el Saint George?
Más que un lugar específico, lo que más me gustaba y gusta es el entorno, el cerro, los espacios amplios que daban y dan sensación de libertad y me hacen conectarme con la naturaleza. Hoy caminar desde la portería hasta la Rectoría mirando los árboles (que en mi época de alumna recién habían sido plantados), los jardines y el cerro es maravilloso, me ayuda a llegar de otra manera a la oficina y también me ayuda a salir, a acompañar, a observar a los estudiantes y profesores.
¿Qué es para ti el espíritu georgiano?
Una de las cosas que más me gusta es que cada generación que ha pasado por este colegio se siente dueña del espíritu georgiano; para mí esto habla sobre la posibilidad que tenemos de interpretar y vivir este espíritu con distintos énfasis en distintos momentos.
Este espíritu también se va descubriendo y significando a lo largo de la vida.
En síntesis, para mí es poner en acción en el mundo real los fundamentos de nuestra fe, buscando una mundo más justo y humano.