Artículo completo por Carolina Méndez para Diario La Segunda
Desde uno de los célebres cafés en el bulevar Raspail, frente al edificio vidriado de la fundación Cartier (de Jean Nouvel), Gonzalo Mardones (63) adelanta qué lo llevó a París por estos días.
El arquitecto, que le diseñó la casa a Marcelo Ríos y que suma en su portafolio museos (MIM y Museo Histórico de Carabineros), la Embajada de Chile en Berlín, el gimnasio del Saint George y la Municipalidad de Lo Barnechea, entre más de un centenar de obras, viajó a la premiación mundial de los galardones arquitectónicos Prix Versailles 2018.
“Es muy difícil que nos vaya bien; competimos con muy buenas obras; entre ellas, un edificio que es una joya en Nueva York donde el reconocido arquitecto Norman Foster hace un tributo al mítico Mies Van Der Rohe”, comenta al mediodía.
Unas horas después la sensación es muy distinta, pasando de la incredulidad a la celebración. Desde los salones de la sede de la Unesco (de Pier Luigi Nervi) el arquitecto habla emocionado al teléfono, pues su edificio Porcelanosa, en Vitacura, fue escogido como el mejor del mundo en la categoría “Tienda”. “¡Ganamos!, es un milagro; no me lo esperaba”, dice junto a su amigo, el arquitecto Borja Huidobro, radicado en París, quien lo acompañó.
El jurado de esta entrega estuvo formado por el alcalde de Versailles, Francois de Maziéres (presidente del jurado), la aclamada diseñadora de moda china Guo Pei y el arquitecto Wang Shu (Pritzker 2012), entre ocho miembros.
Mardones, quien en 2016 fue nombrado miembro honorario del American Institute of Architects (AIA), dice que con la obra Porcelanosa, formada por un cubo de hormigón a la vista, “se premió la sencillez y la austeridad; el lujo de la justeza versus la lujuria propia de la exageración. Un concepto sin pretensiones que simboliza el concepto de ciudad”, cree.
El Prix Versailles, creado en 2015, es un premio anual e internacional dedicado a la arquitectura. Es otorgado por la Unesco (Organización de la Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura) y la Unión Internacional de Arquitectos (UIA) y se reparte en cuatro categorías: tiendas, centros comerciales, hoteles y restaurantes. La obra de Mardones ya había sido seleccionada en la división continental del galardón hace un mes.
Epidemia de torres
Uno de los temas que le preocupa a Mardones es la escasa atención que en Chile se la da a la ciudad, como herramienta para mejorar la calidad de vida. “En las últimas décadas, el país no ha tenido una vocación urbana ni la voluntad política que los gobiernos requieren para desarrollar una ciudad más respetuosa que privilegie el espacio, el transporte público y la figura humana. Hemos pasado desde la simple y tonta plantación de casas a la manera de las siembras, a las torres tipo gigantografías absurdas, invivibles, antiéticas y antiestéticas. La solución es muy fácil, pero se requiere pensar la ciudad que todos soñamos y cambiar el paradigma”, explica.
—El Censo 2017 reveló que el número de viviendas aumentó de 3 millones y medio en 1992 a más de seis millones el año pasado. ¿Qué alternativa propone para que este crecimiento no aumente la segregación urbana?
—Que los gobiernos pongan a la ciudad como tema prioritario, así como son la educación y los niños. El ministro de Vivienda debería ser siempre un experto en materias de ciudad o asesorarse con los mejores. Si sobrevuelas Santiago y ves las zonas más pobres, inmensas hacia el sur y el poniente, no hay plazas, ni parques, no hay uso mixto del suelo, solo casas y más casas. Si aspiramos a superar el subdesarrollo es una tarea urgente. Para los migrantes se podrían hacer unos barrios maravillosos con bajo presupuesto y pura creatividad.
—El columnista Miguel Laborde dijo en abril a La Segunda que el conflicto entre Lavín y Torrealba refleja la precariedad de la planificación urbana de Santiago. ¿Está de acuerdo?
—El proyecto de Lavín es muy malo y de viviendas sociales no tiene nada; es un verdadero tongo. En Chile en los últimos años las viviendas sociales son desastrosas, salvo las encargadas por el alcalde de Lo Barnechea a buenos arquitectos como Undurraga, Aravena y Tidy, entre algunos. Pero son excepciones.