Hizo clases por 32 años en el Saint George, donde además fue alumna cuando el colegio pasó a ser mixto y abrió sus puertas a las mujeres. Y es que nuestra querida compañera y profe, Adriana Rodríguez-Peña, en 1973 se convirtió en la primera generación de mujeres de su curso. Hoy, 50 años después de su llegada al Saint George, te invitamos a conocerla de cerca.
En la foto, Adriana con su hijo Matías, que hoy tiene 26 años.
¿Qué te inspira o desafía hoy?
En esta etapa de mi vida me desafío todos los días a seguir con mi trabajo como profesora, ahora en otra realidad de colegio. Estoy trabajando en un colegio subvencionado en Pudahuel, haciendo clases de educación física y como Jefa de un grupo de profesores entusiastas y jugados por la educación pública.
Me desafía el tener la oportunidad de seguir aprendiendo sobre el proceso de enseñar y de acompañar a estudiantes. Me inspira poder entregar a otros todo lo que fui aprendiendo en el Saint George tanto como alumna como gracias a mi formación como profesora. Me desafía siempre buscar dónde poder ser útil.
Adriana en su etapa de alumna y deportista destacada del Saint George's College.
¿Cómo se refleja tu paso por el Saint George en tu vida personal y en la profesional?
Me siento afortunada y privilegiada de haberme formado en el Saint George, un colegio de iglesia con un sello en lo social. Afortunada de haber tenido la oportunidad de pertenecer a las mujeres que llegaron a Américo Vespucio, de convivir con mis compañeros de curso, de querer y maravillarme por los espacios preciosos del entorno del colegio. Me siento afortunada de haber llegado a los 22 años a ser parte del equipo de profesores del colegio, formándome como profesora de educación física, como profesora jefe y trabajar en la parte de pastoral en un proyecto hermoso de Apoyo Escolar. Todo eso hoy me ayuda a mi vida personal y profesional, pues me permite colocar esos aprendizajes en el mundo más necesitado de nuestro país.
¿A quién recuerdas con especial cariño de tu vida en el colegio?
Después de tantos años, cada rincón del colegio y sus personas fueron importantes. En especial fueron marcadores los profesores de educación física que me ayudaron en mi formación y elección de mi carrera. Los profesores de la segunda unidad a la que pertenecí por años en mi jefatura, a los auxiliares en especial a los de deporte, muchos profesores, alumnos y alumnas como también apoderados, y en especial mis compañeros y compañeras de curso: el 4° medio A..
¿Cuál es o era tu lugar favorito en el Saint George?
Mi vida en el colegio transcurrió siempre entre las zapatillas y la polera amarilla de atletismo, entonces obviamente mis lugares favoritos eran las canchas deportivas y el cerro. La biblioteca también era mi lugar. Allí aprendí el valor del silencio y la lectura.
¿Qué es para ti el Espíritu Georgiano?
Es una palabra grande y llena de significados que no podría definirla en una sola respuesta. En el transcurso de mi vida el Espíritu Georgiano es una forma de caminar con mis valores y creencias, el mirar la vida con otros, el ir creciendo junto a mis hijos y el Memo, el alegrarme por los logros personales y de los demás. El colocar mis aprendizajes al servicio de los más necesitados.
¿Cuál era tu palabra favorita durante tu vida escolar y cuál es tu palabra favorita hoy?
Durante el colegio siempre me gustó el grito del colegio: ¡Atención barra! ¡GOA, GOA, GOE, GOE!
Hoy, mis palabras favoritas son decir que pertenezco a la familia Georgiana.
¿Cómo Fortalecer los vínculos entre los y las georgianas?
Trabajar en proyectos comunes, realizar actividades en conjunto tanto en pastoral y deporte. ¡Apoyarse! Estar atentos con aquellos compañeros y compañeras que lo estén pasando mal. Y, por último, querer mucho al colegio.