En esta edición de "La Lupa" quisimos saber más de Claudio Orrego, nuestro compañero de la generación 1984, que en su actual rol como Gobernador de Santiago, se ha convertido en un faro de inspiración al trabajar incansablemente para transformar los Panamericanos y Paraparamericanos 2023 en una auténtica celebración para la ciudad y el país.
“El mejor legado de los juegos Panamericanos y Paraparamericanos no es solamente la tremenda infraestructura, ni el medallero, sino el cambio cultural que queremos para Chile”. Son palabras de nuestro compañero Claudio Orrego (OG 1984), quien, como Gobernador de la Región Metropolitana, se la ha jugado por apoyar con todo la realización de estos grandes eventos deportivos.
Claudio es abogado y licenciado en Ciencias Jurídicas de la Universidad Católica. En 1995 realizó un Master en Políticas Públicas en Kennedy School of Government de la Universidad de Harvard. Heredó de su padre, el destacado dirigente y parlamentario democratacristiano, Claudio Orrego Vicuña, su vocación social y de servicio público, dos sentimientos que se han traducido en un compromiso decidido por mejorar la calidad de vida de los capitalinos y de proyectar a Santiago como una metrópolis global y cosmopolita, tomando para ello la posta que alguna vez llevase el gran intendente Benjamín Vicuña Mackenna, quien sentó las bases de la modernización de Santiago con miras al centenario de la nación.
Precisamente, el legado de los Juegos Panamericanos y Parapanamericanos es un elemento que ayuda en ese empeño cuando el país ya ha cumplido 200 años de vida independiente. A la larga, un magno evento como el que se apresta a albergar Santiago (así como otras ciudades del país) es también una excusa para introducir mejoras necesarias en infraestructura e implementar actividades deportivas y culturales que generan cohesión social.
Este último elemento es clave para Orrego, cuya vocación por el servicio público -un sentimiento que emergió con fuerza en la enseñanza media- lo llevó a trabajar en la Parroquia San Roque, de la Congregación de Santa Cruz, en la comuna de Peñalolén. El cambio de perspectiva fue tal que ahí es donde decidió radicarse, pues vivió entre 1987 y 1989 en la Población La Faena. Este hecho fue la génesis de su candidatura a alcalde de esa comuna por 8 años, luego de los cuales se transformó en Intendente de Santiago y, posteriormente, por elección popular, en Gobernador.
Acá nos habla de desafíos, sueños y compromisos de cara al mayor evento deportivo en Chile desde el mundial del 62.
¿Qué le espera a la ciudad para estos Juegos Santiago 2023? ¿Cómo se están preparando y en qué se está invirtiendo?
Como Gobierno de Santiago, aparte de ser miembro del directorio de la Corporación Stgo 2023 y haber postulado a los juegos en mi calidad de Intendente en 2017, hemos creado el programa Gana Santiago para preparar a la Ciudadanía para los juegos.
Este plan ha significado 4.000 millones de pesos para realizar 640 actividades en las 52 comunas de la Ciudad (corridas, cicletadas, talleres, presentaciones de deportistas y seminarios), una campaña comunicacional que se llama “Santiago el mejor hincha del mundo”, activaciones callejeras, engalanamiento de la ciudad en la vía pública, urbanismo táctico en la villa panamericana y en torno al Estadio Nacional, repavimentación de calles como Campo de Deporte y, por cierto, nuestro emblemático proyecto de recuperación de la Alameda.
¿Con todo esto en carpeta, ¿Qué te inspira o desafía hoy?
Me inspira y desafía profundamente recuperar la Ciudad para las personas. Santiago está inseguro, feo, sucio y muy desigual en la distribución y calidad de espacios públicos, servicios y transporte. Hacer de nuestra ciudad un lugar más digno y humano para todos, saca lo mejor de mí y me motiva cada día.
Y, en lo personal, la montaña, el deporte y la meditación, han pasado a ser un ingrediente imprescindible para mi equilibrio espiritual.
¿Cómo cambiará la cara a Santiago el proyecto de recuperación de la Alameda?
La Alameda es la principal avenida de Santiago y de Chile. Por ahí pasan 2 millones de personas todos los días. Su estado luego del estallido, de la pandemia y de años de abandono, era lamentable. Por eso actualizamos el proyecto del 2015 para cambiarle la cara a esta importante arteria santiaguina, pero también para cambiarle el alma y estado de ánimo a la Ciudad.
5 proyectos la componen: limpieza y mantención de fachadas, monumentos y estatuas; recuperación de espacios públicos (arborización, luminarias, cámaras, veredas, etc), ciclovía de alto estándar de 8 km, nuevo nudo de pajaritos y parque Bueras y, por cierto, la joya de la corona, la nueva Plaza Italia. Los $115.000 millones que cuesta, su carácter emblemático y el involucramiento de los 3 niveles de gobierno (nacional, regional y municipal), la han transformado en el proyecto de renovación urbana más importante de Santiago y de Chile entero.
Pensando en todos estos proyectos, ¿cómo crees que se refleja tu paso por el Saint George en tu vida personal y en la profesional?
Mi paso por el Saint George en mi vida profesional y personal se refleja en tres cosas. En poder trabajar y armar equipos con gente que piensa muy distinto. En tratar por igual a todas las personas, especialmente a las más vulnerables. Y en arriesgarlo todo para enfrentar los desafíos más difíciles, incluso aquellos que parecen imposibles.
¿A quién recuerdas con especial cariño de tu vida en el colegio?
Cuatro personas que fueron parte de ese valor invaluable de convivencia interestamental del colegio: Panchito (en la portería), Tarzán (en los jardines), el Flaco (en el kiosco) y el cura Roberto Simon (Asesor del CdA).
¿Cuál es o era tu lugar favorito en el Saint George?
Estoy entre el Casino y la oficina del Centro de Alumnos.
¿Qué es para ti el espíritu georgiano?
Es una manera de entender la vida donde la felicidad plena exige compartir los talentos propios con los demás, sin discriminar a nadie, trabajando con todos y poniendo el proyecto colectivo por sobre el riesgo personal.
¿Cuál era tu palabra favorita durante tu vida escolar y cuál es tu palabra favorita hoy?
Compromiso era mi palabra favorita en el colegio. Creo que hoy me gusta más la palabra Sabiduría, aunque sea una meta que nunca se alcanza plenamente.