Entre guías y tareas que debían hacer niños y niñas durante este confinamiento, faltaba que alguien encendiera las alarmas y nos invitase a reflexionar sobre la extraña pretensión de exigirnos como si nada estuviera pasando. Y fue una georgiana quien puso una cuota de cordura a través de una publicación que dio que hablar en redes sociales. El mensaje apunta a tranquilizar: no pretendamos suficiencia y normalidad en un contexto tan anómalo.
Que levanten la mano mamás y papás que han visto la vida a cuadritos por culpa del “home school”. ¿A ver? No hay problema en reconocerlo; para todas ha sido una experiencia nueva lidiar con este asunto de las clases telemáticas en medio de una pandemia, y se sabe que todo lo nuevo comporta una cuota de ansiedad. El orden de los factores no incide en el resultado: trabajo en tiempo de crisis + tareas domésticas + tareas de los hijos = mucho estrés. Y eso es una mala cosa.
Así que, harta de guías y tareas, sorprendida de esta absurda pretensión de creer que todo sigue igual, Paz Bascuñán lanzaba un mensaje claro: ¿no es más oportuno alimentar el espíritu de los niños con reflexiones trascendentes en torno a la vida y la sociedad que hemos construido? ¿No es una gran oportunidad para reflexionar, que es precisamente lo que más aporta a un ser humano en crecimiento? Son preguntas que, por sencillas, acaso por obvias, nadie parecía hacerse. Pero fue gracias a la actriz que este resbaloso asunto se volvió tema de discusión. Enhorabuena, diría su abuelo, el ex Presidente Patricio Aylwin.
Has sido la voz de muchas madres y padres tratando de sobrevivir al “home school” durante la cuarentena. ¿Cómo decidiste levantar esa bandera y qué respuesta has tenido de quienes están pasando por tu misma experiencia?
Nació de las ganas de compartir mi sentir con respecto a lo que nos estaba tocando vivir y fue bonito ver cómo muchas personas se sintieron reflejadas transitando por las mismas reflexiones.
¿Cómo se gestó “SOS Mamis”, la serie en Instagram en la que estás trabajando?
La idea nació al ver la cantidad de material extraordinario que uno recibe a diario en ese mundo virtual, riquísimo en temas, anécdotas, personalidades, estilos de madres y de crianza.
¿Cómo ha sido la experiencia? ¿Qué has aprendido de este ejercicio de mirar los muchas veces odiados chats de cursos?
¿La verdad?, yo los disfruto. Me parecen un valioso material de estudio de estos tiempos. A veces son redes de apoyo, a veces tu peor pesadilla, pero siempre son reflejo de seres humanos, sus necesidades, miedos, estilos, rabias, ganas, aprehensiones, dudas, deseos…
Aparte de esto, en Instagram estuviste experimentado con radio teatro. Cuéntanos de ese proyecto y de tu interés por ir explorando nuevos formatos para contar historias.
Darle vida a una historia solo a través de recursos auditivos fue una experiencia distinta y entretenida.
¿Qué proyectos te esperan cuando acabe la cuarentena?
Seguiremos con SOS mamis y retomaré las grabaciones de la teleserie nocturna de Mega que tuvimos que dejar en pausa por el coronavirus.
¿Cómo imaginas el 2021 de Paz Bascuñán?
Espero que me quede para siempre el sabor de este tiempo más pausado, enfocado en lo que de verdad importa. Confío que todo lo que estamos viviendo nos deje huellas para enfrentar desde un lugar más conectado lo que nos queda de vida.
A muy poco de que se cumplan 50 años de la llegada de mujeres al Saint George, ¿Qué rol jugó el colegio en construir la mujer que eres hoy?
Agradezco mi paso por el Saint George. Recuerdo con infinita gratitud a mis profesores y profesoras que me reforzaron y me abrieron mundos. Recuerdo con gratitud ese espacio físico precioso de bosque y cerro, y también a mis compañeras y compañeros, así como la preocupación por un enfoque social y comunitario.
Recordando tu paso por el colegio, ¿cuál crees que fue el sello de las mujeres de tu generación?
Cuando pienso en ellas me provocan admiración. Mujeres con carácter, con postura, reflexivas, carismáticas y sobretodo buenas amigas. Mis amigas de los 5 años son las mismas que conservo hasta hoy.
Con la mirada del 2020, ¿cuál es tu reflexión respecto del espacio que tuvieron las mujeres en el Saint George de fines de los ochenta y comienzos de los noventa?
Mujeres que siguieron abriendo caminos y ocupando espacios cada vez de mayor liderazgo.
¿Cuál es el espíritu georgiano que te gustaría entregar a las próximas 50 generaciones?
Me gusta reconocer a los georgianos, en distintos ámbitos, como seres humanos preocupados de su entorno. En tiempos donde el individualismo desmedido se instaló como soberano absoluto, he podido distinguir a lo largo de los años a georgianos comprometidos con proyectos que aportan a la comunidad. Ese sello me gustaría que nunca se perdiera.