Pedro Anguita (OG 2004) ha dedicado su vida a fusionar dos pasiones: el deporte y el urbanismo. Como co-fundador y Director de Diseño y Arquitectura de la Fundación DeporteLibre, Pedro junto a su compañero de generación Miguel Anabalón, han impulsado un proyecto que revoluciona la forma en que las personas interactúan con sus entornos urbanos a través del deporte. Pero este no es solo un proyecto de infraestructura; es una iniciativa profundamente social que busca transformar espacios públicos en lugares de encuentro y actividad física, accesibles para todos.
El concepto detrás de DeporteLibre es simple, pero poderoso: reutilizar espacios subutilizados en las ciudades, como plazas y parques, para crear áreas deportivas al aire libre. Este enfoque no solo promueve un estilo de vida saludable, sino que también revaloriza la ciudad, ofreciendo a las comunidades la oportunidad de apropiarse de estos espacios. Nuestros compañeros han logrado que la actividad física se integre en el corazón de la vida urbana, haciendo del deporte una herramienta de inclusión social.
“La principal carencia que nosotros vimos, pero desde el instinto, fue que vivíamos en una sociedad súper sedentaria y que el deporte no era prioridad para nadie... fuimos entendiendo en el camino que el sedentarismo y sus consecuencias en la infancia son más preocupantes de lo que creíamos.”
– Pedro Anguita, Director de Diseño y Arquitectura, Fundación DeporteLibre.
Pedro relata cómo el equipo comenzó a involucrarse más en los problemas relacionados con la inactividad física, descubriendo una realidad alarmante. “Nos dimos cuenta de que el 90% de los chilenos son sedentarios, y que los problemas de sedentarismo en la infancia son terribles”. La magnitud de la obesidad infantil en Chile es también impactante: “somos número uno en obesidad infantil en Latinoamérica, número dos varios años, número dos del mundo después de Estados Unidos en obesidad infantil en menores del quinto básico”, añade.
Desde DeporteLibre resaltan las consecuencias negativas del sedentarismo no solo en el ámbito físico, sino también en la salud mental de los niños: “las consecuencias del sedentarismo que ha traído a la salud mental han sido también terribles en menores del quinto básico”, cuenta Pedro. Chile enfrenta serios desafíos en este aspecto, ya que, según sus palabras, “tenemos una de las peores saludes mentales en el mundo”, una realidad que fueron comprendiendo en el transcurso de su labor.
Por otro lado, también fueron testigos de cómo la rápida expansión de las ciudades deja múltiples espacios residuales sin aprovechar. “Veíamos día a día cómo iban quedando espacios residuales en la ciudad, bajo autopistas o entre edificios”, explica. Estos terrenos, a menudo vacíos o sin uso, representan una oportunidad desaprovechada para fomentar la actividad física y mejorar la calidad de vida en las zonas urbanas.
¿Cómo nace la idea y necesidad de crear Fundación DeporteLibre?
La fundación nace por dos factores. Primero, un grupo de amigos que queríamos vincular la arquitectura al deporte y no pasarnos la vida detrás de un escritorio. Segundo, hubo una experiencia personal: congelamos la universidad y nos fuimos a construir una casa en el Cerro El Roble. Después de dos años ahí, nos dimos cuenta de que nuestro camino en la arquitectura era lo público y no proyectos privados. Así nació la idea de hacer algo en el espacio público relacionado con el deporte y la arquitectura.
Más tarde, vimos que en el mundo había arquitectos que recuperaban espacios abandonados, así que decidimos buscar uno para hacer arquitectura deportiva gratuita. Nos encontramos con el Parque de los Silos, un lugar abandonado que terminó siendo nuestras oficinas. Ahí nos dijeron que, para obtener el terreno, debíamos formar una fundación. Así nació DeporteLibre, con la misión de recuperar espacios residuales con arquitectura deportiva gratuita.
¿Por qué el deporte puede cambiar la vida de niños, niñas y adolescentes? ¿Hay evidencia respecto de su impacto?
Los beneficios del deporte para la salud van mucho más allá de la mera práctica física. Estudios recientes han revelado su potencial para combatir el estrés y la depresión. Todos los deportes requieren un esfuerzo mental, facilitan la socialización y nos acercan a la naturaleza, funcionando como una vía de escape y un remedio contra las enfermedades de la sociedad contemporánea.
Está ampliamente comprobado que el deporte influye en la química cerebral y en el sistema neuroendocrino (Arruza et al., 2008):
- Libera endorfinas, lo que ayuda a reducir la ansiedad, la depresión y el estrés.
- Estimula la liberación de neurotransmisores como la serotonina (que promueve serenidad y optimismo), la dopamina (que anticipa el placer) y la noradrenalina (que mejora la atención y la respuesta al estrés).
El simple hecho de realizar movimientos físicos mejora la creatividad, la espontaneidad, la atención y la orientación visual. De esta forma, se desarrollan estrategias para la resolución de problemas, aplicables a los conflictos cotidianos (Expósito, 2022).
Además, la práctica deportiva permite alcanzar objetivos de manera rápida, lo que mantiene alta la motivación. Sumado a la diversión que se experimenta, el deporte suele tener una mayor adherencia que las terapias psicológicas convencionales. A esto se añade la mejora en la autoestima tras superar metas en la práctica deportiva.
“Junto con los beneficios fisiológicos y de coordinación, el deporte también estimula la memoria y la estrategia, incrementando la autoconfianza y el manejo de las emociones, lo cual es fundamental para los jóvenes.
Practicar deporte junto a pares de la misma edad promueve la socialización en un entorno controlado, seguro y recreativo. Esto fomenta habilidades sociales como la empatía, el trabajo en equipo y la valoración de la diversidad (tan necesaria hoy en Chile), entre muchas otras”.
¿Qué cambios has observado en los jóvenes antes y después de participar en las actividades de la fundación?
Nuestros programas socio-deportivos fomentan el desarrollo integral de niños y adolescentes en tres dimensiones: físico-nutricional, socioemocional y socioespacial.
Hemos observado cambios significativos en los jóvenes que participan en nuestras actividades. Por ejemplo, la percepción de inseguridad en las áreas donde intervenimos ha disminuido en un 25%, el 20% de los participantes adquiere el hábito del deporte, y hemos alcanzado una participación del 50% de mujeres en nuestras actividades. También hemos registrado mejoras en los indicadores médicos y nutricionales de los niños y niñas, así como en su bienestar emocional. (*)
(*) Fuente: Medición de Impacto PUC de Chile en el programa Plaza DeporteLibre, Cerro 18, Lo Barnechea, 2018
¿A quiénes están llegando hoy y cuáles son los planes para el futuro?
Actualmente, nuestro trabajo se centra en barrios vulnerables de la Región Metropolitana, donde operamos en comunas como Santiago Centro, Renca, Lo Espejo, La Pintana, Pirque en San José de Maipo y Peñalolén. Además, estamos presentes en Iquique con nuestro programa Plaza Libre, que consiste en la recuperación de espacios públicos deportivos y la realización de talleres para niños, niñas y sus cuidadores, fomentando así el hábito del deporte en toda la comunidad.
Nos enfocamos principalmente en la primera infancia, y en algunos casos trabajamos con población en situación de refugio, como los refugiados venezolanos. Nuestro objetivo a futuro es expandirnos a todas las regiones de Chile y llegar a más barrios que lo necesiten.
Por ejemplo, actualmente colaboramos con ACNUR en un plan de integración para la población venezolana. A través de nuestras actividades en plazas, estamos creando espacios de encuentro entre refugiados venezolanos y chilenos, centrados en los niños y niñas. Este enfoque ha generado un cambio positivo en las relaciones entre ambas comunidades, promoviendo una convivencia más cercana y colaborativa. Nuestro plan a largo plazo es expandir este tipo de iniciativas a todas las regiones del país, abarcando más barrios que necesiten apoyo.
¿Qué enseñanzas te ha dejado esta experiencia y qué ha sido lo más desafiante en este proceso?
“Lo más importante que he aprendido es el valor de las relaciones humanas. También, reforzar la importancia de la actividad física y los hábitos saludables en los niños. Las experiencias más gratificantes han sido ver cómo las comunidades reciben los espacios deportivos que creamos.
El mayor desafío ha sido generar un modelo económico que nos permita vivir de esto. Pero, sin duda, una lección importante ha sido aprender a trabajar en equipo, porque en equipo todo es más fácil”.
¿Qué dejó tu paso por el Saint George en tu manera de enfrentar la vida? ¿Crees que pudo influir en tus ganas de hacer lo que haces hoy?
Mi paso por el Saint George fue clave, en lo más esencial. Ahí surgió mi amor por el deporte y el valor de la libertad, dos aspectos que definen completamente mi proyecto social.
“El enfoque del colegio en la libertad, y quizás más allá de la formación académica, el hecho de contar con una infraestructura tan grande, me permitió crecer muy libre. Para mí, la libertad estuvo 100% relacionada con esa infraestructura. Desde muy pequeño, en tercero básico, formé parte de la selección de fútbol, y me eduqué en el deporte. El Saint George siempre potenció eso: el deporte y el juego. Me eduqué en el patio y en la cancha, mucho más que dentro del aula”.
En la sala aprendí poco, diría que el 90% de lo que aprendí fue en esos espacios abiertos. Eso me lo transmitió el colegio de forma completa, y también el espíritu social, el pensar en los demás, en el prójimo, algo que también me enseñó al 100% el Saint George
¿Qué le aconsejarías a georgianos que se sienten motivados con tu historia y les gustaría apoyar o emprender un camino similar?
Si quieren apoyar a la organización, hacerse socios de DeporteLibre sería increíble. Para aquellos que desean emprender un camino similar, mi primer consejo es formar un equipo sólido. Antes de comenzar cualquier cosa, asegúrense de rodearse de gente de absoluta confianza, es fundamental. Entre los pasos prácticos está aprender a hacer equipo, estudiar modelos de negocio, ya que en la universidad no te enseñan cómo generar recursos, y eso es crucial. Es vital entender cómo se generan los recursos desde distintas áreas. Además, uno de los mayores activos que tenemos los georgianos son las redes de apoyo. Así que mi consejo sería investigar bien las fuentes de financiamiento, tanto en el ámbito privado como en el público, y siempre buscar un modelo económico sostenible. Aunque sea un proyecto social, es importante pensar en ofrecer un servicio o producto que te permita ser autosuficiente y no depender de otros.
Para quienes se sientan inspirados por esta historia y quieran apoyar el trabajo que DeporteLibre está realizando en los barrios más vulnerables de Chile, pueden hacerse socios y ser parte de su comunidad. Con su aporte, ayudarán a seguir creando espacios deportivos seguros y accesibles para niñas, niños y adolescentes.