Valentina Matus, periodista y MOG 2012 está desempeñando un rol clave en aras de mejorar el nivel del debate del proceso constituyente que nos llevará a las urnas hoy 25 de octubre. Participa en el equipo de fact checking de PlataformaContexto.cl, espacio orientado a informar de todo cuando se relacione con el proceso constituyente.
Una experta en chequeo de información falsa es nuestra compañera Valentina Matus, periodista y MOG 2012, hoy parte del equipo de "Contexto Factual" del proyecto PlataformaContexto.cl. Su trabajo es verificar las afirmaciones realizadas por los diversos actores que inciden en el debate y en la conversación sobre el proceso constituyente.
Es un trabajo que la apasiona, ya que "en cierta medida es una herramienta de fiscalización ya que así es posible aclarar si lo que dicen políticos, empresarios y líderes de opinión es efectivo. No siempre lo que revelamos como falso se debe a una mentira de quien emite un discurso, ya que también están los que dicen inexactitudes sin mala fe. Lo importante es salir a desmentir o corregir la información para que los ciudadanos y las ciudadanas tomen la decisión más informada", indica la periodista titulada en la Universidad Católica, lugar donde tuvo su primer acercamiento al fact cheking, labor que siguió realizando en su práctica profesional en CNN Chile con motivo de las elecciones de 2017.
En Turner Chile Valentina participó del innovador proyecto ChileCheck en 2018.
Fue durante su práctica que, en virtud de toda su experiencia acumulada en esta materia, recibió el ofrecimiento de Espacio Público para desarrollar fact cheking en plataformacontexto.cl, proyecto desarrollado por esa organización en conjunto con la Universidad Diego Portales.
"Esta es la mejor herramienta para que podamos tomar las mejores decisiones sobre información generada con los estándares de calidad más altos, más si refieren a cosas que impactan en nuestra vida cotidiana como integrantes de una sociedad”.
“Queremos que la mayor cantidad de gente participe en el plebiscito y que la mayor cantidad de gente participe en lo que viene a futuro. Serán años muy importantes", agrega Valentina Matus, quien atribuye su sensibilidad social a la formación recibida en el Saint George, "donde tuve profesores como Fernando Marín, Gonzalo Álvarez, Álvaro Carvajal, Vanessa Vásquez, quienes siempre nos hablaban de cómo funciona la sociedad y cómo debemos ser parte activa en la búsqueda de iniciativas que mejoren la calidad de vida de todos".
¿Tan importante fue la influencia del colegio en tu formación profesional?
No sólo influyó en la profesional que soy, sino que en la mujer que soy. El colegio me dio las herramientas para tomar conciencia del rol social que implica elaborar información veraz, que es lo que debemos tener a mano para tomar las mejores decisiones. Mi labor apunta a que haya una mayor justicia social en nuestro país. Sin duda.
¿Cuál fue el sello de las mujeres de tu generación?
Es curioso, pero en el 2012 no estaba tan en boga el feminismo, o no como ahora. En el colegio todos, hombres y mujeres, nos tratábamos de igual a igual. No había diferencias entre nosotros. Fue en la universidad donde adquirí más conciencia de género porque ahí sí pude ver de manera concreta esas diferencias. En el colegio no, y muchos profesores nos trataban igual como a los hombres.
Con la mirada de 2020, ¿cuál es tu reflexión respecto del espacio que tuvieron las mujeres en el Saint George en los años en que fuiste estudiante?
Creo que siempre tuvimos espacio. Nunca, al menos las de mi generación, nos sentimos en inferioridad de condiciones por una razón de género. Sabíamos que podíamos alzar la voz y que nadie juzgaría o prejuzgaría mi opinión por el hecho de ser mujer. El colegio nos forma con una mentalidad distinta para que respetemos y entendamos las diferencias. Lo veo en mi trabajo, lo vi en la universidad, lo vemos a diario con nuestros familiares y amigos.
¿Cuál es el espíritu georgiano que te gustaría entregar a las próximas 50 generaciones?
El espíritu georgiano tiene conciencia social. Somos personas que nos sabemos privilegiadas, pero sabemos que debemos usar nuestro privilegio desde una manera positiva, como ayudar a otros a acceder a cosas importantes como salud de calidad, educación de calidad, ponernos a disposición de todos para construir una sociedad más justa.
¿Qué mujer georgiana te ha servido como modelo a seguir o que te ha inspirado?
No puedo decir una, porque son varias, partiendo por mis amigas del colegio, a las que amo, con quienes nos acompañamos y vamos viendo cómo evolucionamos camino a la adultez. Pero también admiro a Adriana Rodríguez-Peña, ex alumna y profesora de Educación Física, ya que era muy humana. Ese es otro sello del colegio, que es salir de nuestro espacio de especialización para interactuar con quienes se desempeñan en otros saberes. En el mundo de la cultura admiro mucho a Francisca Valenzuela, que como artista musical me encanta, además porque ha jugado un rol clave en el estallido social. Lo mismo siento por las actrices Francisca Imboden y Antonia Zegers, así como por Caterina Muñoz, que es sólo un par de generaciones mayor que la mía y la veo en trabajando en Amazon. Todas ellas son mujeres que hacen cosas muy bacanes.
¿Qué es ser una mujer georgiana?
Una mujer empática con quienes son diferentes y que han tenido otras experiencias de vida. Una mujer georgiana debe tener conciencia social en términos de reconocer que somos personas privilegiadas pero que usan ese privilegio de forma positiva, trabajando en pos de una sociedad mejor. Una mujer georgiana debe sentirse igual al resto de quienes integran la sociedad, con la misma dignidad, los mismos derechos y deberes; también es una mujer que expresa sus ideas en un marco de respeto.