El nominado a un Emmy, Ignacio Walker, nos presenta "Her shark story", su primer largometraje
hace 8 mesesEl cineasta y documentalista Ignacio Walker, Old Georgian 2004, ha vivido una de las experiencias más desafiantes de su carrera al filmar en las Islas Galápagos. La semana pasada salió el trailer de su nuevo documental y fue el estreno mundial en el Festival de Cine American Documentary Film Festival. Conversamos con él sobre los obstáculos, aprendizajes y emociones de este increíble proyecto que lo llevó a uno de los lugares más remotos y fascinantes del planeta.
“Yo creo que el mayor desafío de filmar en las Galápagos es lo remoto. No sólo estamos en el archipiélago, que ya es de por sí un lugar alejado, sino que filmamos principalmente en la isla Darwin, una de las más inaccesibles. Para llegar ahí hay que embarcarse en un viaje de dos días, y no es un destino turístico habitual, sólo llegan botes especializados".
La logística fue un reto constante. "Nosotros íbamos en un bote relativamente pequeño, con la tripulación, científicos y el equipo de filmación. Hacíamos de todo: cámara, sonido, drone, cámara submarina, preparar guión, respaldar material. Y en un lugar como este, si te falta algo, es casi imposible reemplazarlo. Hay que llevar de todo, pero al mismo tiempo, deben ser cosas ser pequeñas y compacto para que quepa en el barco. Es como ser un centro de producción, postproducción y ferretería al mismo tiempo."
El documental "Hearshark Story" o "Sofía y el Tiburón" no solo es una exploración de la vida marina y la conservación, sino también una historia profundamente humana. "Lo más lindo es que, más allá del tema de los tiburones y la conservación, la historia se centra en la relación entre Sofía y su padre, Jonathan. En este viaje al corazón de lo salvaje, en un bote en la mitad de la nada, se enfrentan a temas personales que habían quedado pendientes. Es una historia con la que todos nos podemos identificar: las relaciones con nuestros padres, el reencuentro, el crecimiento personal."
IGNACIO JUNTO A SOFÍA EN LAS ISLAS GALÁPAGOS
BARNEY, SOFÍA E IGNACIO EN CHICAGO FIELD MUSEUM
Es una historia muy fotogénica y cómo él tiene una larga trayectoria de filmar animales y lugares remotos, fue parte de lo que lo atrajo de la historia, no solo que es preciosa, sino que sucedía en un lugar muy lindo. Le encantan las películas como el Señor de los anillos o Jurassic Park que lo transportan a lugares que parecen de mentira y Galápagos tiene eso. Cree que el momento justo en donde quedó sin aliento fue la primera vez que se enfrentó a un tiburón ballena, era su segundo o tercer buceo y se le acerca esta masa gigante que es muy intimidante, pero al mismo tiempo te genera una calma y una paz sobrecogedora. Fue lo más emocionante y se retrata muy bien en el documental porque hicieron lo posible para que la audiencia quedara cautiva.
¿Qué espera que sienta el público? "Quiero que salgan felices e inspirados. Que se den cuenta de que la vida es mucho más que trabajo o expectativas sociales. Que se puede vivir de la pasión, como lo hacen Sofía y Jonathan. Y que enfrentar el pasado y nuestras relaciones personales puede tener un impacto positivo en todo lo que hacemos."
Para alguien que ha filmado en lugares extremos, Galápagos sigue siendo un lugar mágico. "Es un sitio tan surrealista como Jurassic Park o El Señor de los Anillos, un lugar que parece de mentira. Pero el momento que realmente me dejó sin aliento fue cuando me enfrenté por primera vez a un tiburón ballena. Era mi segundo o tercer buceo y de repente apareció esta masa gigante. Es intimidante, pero al mismo tiempo te genera una calma y una paz sobrecogedora. Hicimos lo posible para que esa sensación se retratará en el documental".
Describe como un honor haber trabajado en series que llegan a todo el mundo, como la de Netflix, que llega a muchas personas por la forma en la que se distribuye y eso es muy emocionante. Sin duda no hay nada como hacer algo que te apasiona, uno quiere poner su sello y este documental ha sido su oportunidad de hacer eso y poder explorar su propia voz narrativa. Si bien es muy personal el documental, es importante destacar que él se rodeó de un equipo extraordinario: “es muy lindo hacer algo así de personal, con quienes ponían de su parte e hicieron de esto algo colaborativo”.
Lo más ambicioso de una producción, como dice Guillermo del Toro “el estado natural de una película es que no se haga”. Es muy difícil hacer un largometraje no porque cueste que sea bueno, con todas las herramientas puestas frente a ti, hacer una película es muy difícil, pero un documental tiene una dificultad mayor que uno nunca sabe que va a pasar. No se tiene control porque pese a tener una idea hacia dónde se quiere llevar la historia, los elementos de esta son otra cosa. Un documental se puede caer en cualquier momento y este fue un esfuerzo de 4 años de producción.
Los inicios en el Saint George’s
El amor por el cine comenzó en el colegio, donde hubo profesores que dejaron una huella importante. "Había un taller de cine que daba Álvaro Carvajal, un profesor increíble. No era el mejor alumno en lo académico, pero en su taller la historia era distinta. Me abrió la cabeza y me mostró el cine como una herramienta narrativa más que solo entretenimiento. También Fernando Marín, que usaba fragmentos de ‘Tiempos Modernos’ de Chaplin para enseñarnos ciencias sociales. Esos momentos en que los profesores salían de la norma y usaban el cine para enseñar me marcaron mucho."
De hecho, su primer documental fue su proyecto de viaje de estudios guiado por Carvajal. "Era un documental de 10 minutos y ahora, años después, reconozco la misma pasión y esfuerzo en lo que hago. Obviamente, la apuesta es más alta ahora porque hay inversionistas, distribución, más gente involucrada. Pero la esencia sigue siendo la misma."
“A mi yo del colegio le diría que se tome menos en serio. De chicos nos asustan bastante en la sociedad con las cosas que importan y lamentablemente es un tema que yo tengo con la educación en general. Te preparan mucho para la PSU, pero no te preparan para el mundo. Enseñar a hacer una boleta por ejemplo o la poca educación financiera sobre cómo funciona el mundo y eso encuentro que es un gran error. Sería bueno reforzar más los idiomas, me obligaría a hacer un intercambio en otro país en inglés, creo que los idiomas no solo son herramientas sino que desarrollan tu cerebro y tu forma de pensar de otra manera. Incluso la gramática es distinta y eso te hace desarrollar habilidades que uno no puede aprender en su propio idioma. También me diría que aprenda más idiomas y educación financiera”.
Consejos para los futuros cineastas
A los alumnos que sueñan con hacer cine el mensaje es claro: "Cada uno tiene su propio camino. Lo más importante no es salir del colegio con todas las herramientas técnicas, sino vivir y experimentar. Viajar, conocer gente, entenderse a uno mismo. El cine es una carrera que se aprende haciendo. A mí me hubiese encantado que me dijeran: ‘tómate un año y trabaja en otro país, conoce el mundo’. La parte técnica se aprende rápido, pero hay habilidades que solo se adquieren con la vida.”
Y con la humildad de alguien que ha aprendido en el camino, concluye: "No estoy aquí porque fui a la escuela de cine, sino porque he seguido un camino de búsqueda constante, tocando todas las puertas que he encontrado. Si quieres hacer cine, tienes que encontrar tu propia voz y nunca dejar de aprender".
Felicitamos a Ignacio por todos sus logros durante su carrera y esperamos que siga ganando más premios.