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Francisco Jeria y Hasta Pronto Brewing: cuando la cerveza se vuelve cultura

hace 6 meses

Francisco Jeria (OG 2007) es una de las personas detrás de Hasta Pronto Brewing (@hastaprontobrewing), una cervecería que hace mucho más que eso: hay que entender qué hay detrás de una marca que viene transformando lo sensorial en una verdadera experiencia cultural. Acá hay ciencia, arte, encuentros y una comunidad que no para de crecer.

Hasta Pronto es una cervecería, pero también es una plataforma. Hace más de 10 años que vienen desarrollando un concepto distinto, donde la cerveza no es solo una bebida: es una excusa para crear, para encontrarse, para compartir algo más.
Ya han sacado más de 100 etiquetas, buscando la calidad y la experimentación,  pero también han impulsado proyectos y eventos donde lo que se toma se cruza con la música, la ciencia y hasta lo comunitario. Esa mezcla es lo que hace que Hasta Pronto no sea simplemente una cervecería.

Empezó como muchas buenas historias entre amigos haciendo cerveza en casa, tres socios pusieron las primeras piedras del proyecto. “Yo me sumé tres años después, con otra mirada: pensaba en la cerveza como una herramienta cultural. Me interesaba crear una marca que proponga experiencias, que convoque desde lo colectivo. Con el tiempo, cambió el equipo, mutó la idea, y hoy el proyecto lo llevamos adelante Tomás —uno de los fundadores y un verdadero maestro cervecero— y yo, desde lo cultural y creativo. Lo más lindo es que Hasta Pronto nunca está cerrado del todo: es una idea viva que se alimenta de quienes se suman al camino”.

Para el Fran “Las culturas —en plural— nos dan forma como sociedad. Definen cómo nos vinculamos, cómo creamos sentido, cómo soñamos en común. Difundir y activar lo cultural es vital. Porque la cultura no es algo estático: se mezcla, se reinventa, se transforma. Y esa transformación nos hace avanzar. En Hasta Pronto lo tenemos clarísimo: por eso pensamos cada acción como una forma de sumar a esa conversación colectiva”.

Hoy son 11 personas quienes después de cambios constantes, comprobaron que abrir el taproom fue todo un viaje: mucho esfuerzo, tiempo y paciencia. “Pero ahora estamos felices, porque en nuestra planta de Independencia vamos a abrir al público con dos grandes aliados: Carmen Pizza y Taller. Juntos vamos a ofrecer una experiencia gastronómica y cultural que soñamos hace mucho”.

Si algún día andas por Independencia, visita el taproom. Prometen cerveza rica, buena comida, arte, encuentros y sobre todo, una comunidad que sigue creciendo entre barriles, ideas y muchas ganas de hacer cosas nuevas.

 

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