Cecilia Piñera (OG 1996) nos muestra su pasión por la ciencia y mirada para las personas
hace 2 mesesCuando hablamos de ex alumnos que dejaron huella en el colegio, no solo por lo que fueron en sus años escolares sino por lo que han construido después, es por eso que el nombre de Cecilia Piñera (OG 1996), aparece con fuerza y claridad. Hoy es pediatra infectóloga en el Hospital Exequiel González Cortés y profesora de Medicina en la Universidad de Chile. Pero si uno se queda solo con los títulos, se pierde lo más importante: su compromiso con las personas, especialmente con los niños y su mirada científica, crítica y profundamente humana.

“Trabajo como pediatra infectóloga en el Hospital Exequiel González Cortés y además soy profesora de Medicina de la Universidad de Chile. Como profesora, además de hacer docencia a alumnos de pre y postgrado, me toca hacer investigación clínica. Mi principal área de investigación es sobre VIH en niños, y sobre las infecciones que se transmiten verticalmente, es decir, de la madre al hijo.”
Cecilia habla con calma, pero con firmeza no presume ni exagera. Dice que su carrera no ha estado marcada por un momento estelar, sino por un proceso continuo, largo, casi silencioso, de ir profundizando, entendiendo mejor, aprendiendo de otros. Pero eso no quita que haya tenido grandes logros.
“Hace más de 5 años estoy de Presidenta del Comité Nacional de VIH Pediátrico y ha sido un lindo desafío avanzar para que todos los niños viviendo con VIH, repartidos de Arica a Punta Arenas, reciban el mejor tratamiento posible”.

Aquí aparece con su equipo de infectología pediátrica en el Congreso Europeo de Infectología en Bucharest, quienes la acompañan siempre. Volvivendo a su historia, como en Chile los casos pediátricos de VIH no son muchos, la Ceci buscó ampliar su experiencia. En 2022, se fue de pasantía al Hospital Saint Mary, en Londres, del Imperial College, para conocer de cerca su modelo de atención a niños con VIH. Su idea no era solo aprender, sino también traer ideas nuevas a Chile y así lo hizo.
La investigación también ocupa un lugar importante en su día a día. La ciencia, para Cecilia, no es algo abstracto porque tiene una utilidad directa.
“En la investigación clínica uno se hace una pregunta —por ejemplo, qué bacterias infectan a los niños con cáncer—, y al medir, analizar los datos, uno va teniendo respuestas que te ayudan a hacer un mejor tratamiento para los pacientes. Lo lindo de la investigación clínica es que vas respondiendo preguntas que después ayudan a manejar mejor a los pacientes. Es muy aplicado”.

Hoy también es parte activa de Sociedades Científicas: secretaria de la Sociedad Chilena de Infectología y miembro de la Sociedad Chilena de Pediatría. Y aunque su carrera se ha ido especializando cada vez más, hay algo que no quiere perder: "Uno de los mayores desafíos ha sido seguir manteniendo un enfoque integral de los pacientes, a pesar de que cada vez me voy especializando más en temas específicos. No perder la visión global”.

Aquí vemos a la Ceci con otros profesores de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile y a su derecha se encuentra el Dr. Juan Pablo Torres, que no solo es el Vice decano sino que también es un Old Georgian.
Si hay algo que la hace sonreír con particular entusiasmo es hablar del creciente rol de las mujeres en la ciencia. Lo dice con convicción: “Cada vez hay más mujeres chilenas haciendo ciencia y de muy buen nivel. Yo tengo maestras y colegas que hacen mucha investigación de alta calidad”.
Cuenta que el Saint George jugó un papel importante en su camino. Le enseñó a hacerse preguntas, a no conformarse, a mirar más allá. “Mi paso por el Saint George sin duda me ayudó a definir mi carrera: algo que fuera con mucha pasión, y que tuviera un impacto positivo sobre las personas. Y también eso tan georgiano de cuestionarse, no quedarse en el status quo, ser curiosos, explorar, preguntarse siempre qué podemos hacer mejor”. Hoy sus dos hijos también son georgians.

De sus años escolares recuerda con mucho cariño a varios profesores. Menciona con afecto a los profesores de Ciencias como Elsa Valenzuela y Máximo González, también a Oriana Martínez quien recuerda con mucho cariño y también al querido Jaime Tobar, quien enseñaba Historia —dice— con una pasión que todavía hoy la acompaña.
Cecilia habla desde la experiencia, pero sobre todo desde el corazón. Ha hecho de su profesión un camino lleno de compromiso, de responsabilidad y de mirada crítica. De esas personas que no necesitan levantar la voz para dejar claro que están transformando el mundo, desde la ciencia, pero con el alma bien puesta en las personas.