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Andrés Martínez (OG 2002) cambió la bata por la cámara para dedicarse a lo que ama

hace 2 meses

A veces la vida se trata de escucharse a uno mismo, eso le pasó a Andrés que después de algunos años estudiando Medicina Veterinaria, se dio cuenta de que ese no era su camino. Tenía dos talentos: la música y la fotografía, y finalmente decidí seguir mi pasión por capturar momentos a través de la cámara”.



Y desde entonces no ha dejado de mirar el mundo a través del lente. Su cámara lo ha llevado a lugares como Melbourne, Cartagena o Isla de Pascua, acompañando a parejas en el día más feliz de sus vidas. “Lo que más me marca son los lindos momentos con las parejas, sus familias y amigos. Muchas veces esas personas se han convertido también en amigos”.



Su estilo, dice, es directo y frontal, pero con alma documental: “Me interesa conocer los distintos ritos en las bodas y poder anticiparme a los momentos para capturar la esencia de cada celebración. Busco transmitir emociones auténticas y generar un patrimonio visual para las familias.”



Más allá de la técnica, lo que lo mueve es la conexión. “La fotografía me ha enseñado que cada instante es un pequeño fragmento de la vida, un ‘hoy’ que podemos congelar y conservar. También aprendí que no existe la gente ‘no fotogénica’: lo importante es cómo el fotógrafo se conecta con la persona frente al lente y logra que se sienta cómodo.”


El colegio también fue parte importante de ese camino. “Tuve momentos difíciles, pero también oportunidades que me permitieron descubrir la música y conocer amigos que aún conservo. Allí pude explorar mi lado artístico y expresarme libremente.”

Y si de influencias se trata, no olvida al profesor Ramón, quien lo impulsó desde niño a participar en el coro: “Gracias a él pude desarrollarme artísticamente y conocer amigos con intereses similares a los míos.”



Hoy, años después, Andrés sigue vinculado al mundo OG, pero de otra manera. “En mis años como fotógrafo he acompañado a muchos ex alumnos del OG en sus matrimonios, y algunos incluso han continuado confiando en mí para documentar el crecimiento de sus familias. Es un privilegio poder reconectar con la comunidad de esta manera.”

Más que fotos, Andrés captura historias, emociones y vínculos. Y aunque cambió la bata por la cámara, sigue teniendo la misma vocación de siempre: cuidar, observar y dejar una huella.

Puedes ver sus trabajos en su instagram @amartinezcl

 
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