Más que compañeros: la Generación del 85 celebra su vínculo inquebrantable
hace 7 díasDespués de más de una década sin verse, la Generación del 85 volvió a reunirse en una jornada cargada de afecto, recuerdos y un fuerte sentido de pertenencia. El grupo, que tradicionalmente se juntaba cada cinco años, no había logrado reencontrarse desde antes de la pandemia. Esta vez, sin embargo, la espera valió la pena. Hablamos con Francisco Ricalde que es parte de la generación y con una sonrisa dijo que “realmente fue muy emocionante. Estábamos desbordados de cariño y buena onda, muy felices”.

La convocatoria superó todas las expectativas: 130 asistentes llegaron al encuentro, lo que reafirma la conexión que el grupo ha mantenido a lo largo del tiempo. Aunque la fecha no fue la ideal —muchos tenían matrimonios y otros compromisos—, la asistencia refleja la fuerza de esta comunidad.

“Elegimos mal la fecha, pero aun así llegamos 130. Somos una generación muy unida; perfectamente podrían haber sido 160”.

Más allá de los detalles logísticos, lo que predominó fue la alegría de volver a verse y comprobar que la esencia del grupo permanece intacta.

A pesar de los años, la Generación del 85 mantiene una vida comunitaria activa y significativa. No solo tienen un grupo cercano de 70 integrantes que se reúne todos los años, sino que además existen subgrupos que organizan encuentros mensuales, como reuniones para cocinar y compartir.

“De todas maneras sentimos que hay comunidad. Nos seguimos viendo, nos acompañamos, seguimos siendo amigos”. La amistad, el compañerismo y la continuidad de los vínculos son parte esencial de su identidad.

El ambiente de la junta estuvo marcado por el cariño, las risas y un ejercicio de memoria que refleja la profundidad de los lazos formados en el colegio. Desde hace años, la generación adoptó una tradición especial: plantar un árbol por cada compañero que fallece.

Ya son 11 árboles los que crecen en el sector del quincho de rugby, recordando a los 9 compañeros que ya partieron. Una forma simbólica y emotiva de mantener viva su presencia. "Es algo muy especial para nosotros. Cada árbol es un homenaje, una manera de tenerlos siempre con nosotros”. La tradición continuará en nuevas zonas del colegio, fortaleciendo aún más el legado de unión y memoria que distingue a esta generación.

Entre abrazos, anécdotas y emociones acumuladas, la Generación del 85 demostró que el tiempo no debilita los vínculos cuando están construidos sobre afecto y compañerismo. La junta no solo fue una celebración del pasado, sino también una reafirmación del presente y del futuro de una comunidad que sigue más viva que nunca.
